Si bien cada vez es más normal oír hablar de la practicidad y frecuencia del uso de láseres en la cirugía estética actual, no es menos cierto que pocas personas, incluidos los propios profesionales que se dedican a su utilización, son conscientes de la gran cantidad de riesgos derivados de la utilización de estas herramientas para un tratamiento tan delicado como es la oftalmología.

Son muchas las personas que ha día de hoy han pasado por algún especialista para mejorar algún parte de su anatomía humana. En el año 2015, se determinó que en España, el número de intervenciones de cirugía estética realizadas se encuadraba entre 300.000 y 400.000, y así lo determinaron encuestas llevadas a cabo por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).

Los casos de intervención Lásik

De entre las intervenciones estéticas mas demandadas destacan las de cirugías láseres, entre las que impera la depilación láser. Sin embargo, otra práctica muy solicitada últimamente es el de la oftalmología láser, o lásik (Laser assisted in Situ Keratomileusis) para ser más concretos, y que sirve para la corrección de la miopíahipermetropía y astigmatismo.

Su intervención viene por parte de médico oftalmólogo que utiliza un láser de baja potencia para cambiar de manera permanente la forma que tiene la córnea, con el fin de mejorar la visión y reducir la necesidad de la persona de usar gafas o lentes de contacto.

Su práctica, si bien muy extendida en los últimos años, es bastante novedosa, y pese a que los riesgos han disminuido notablemente con respecto a sus primeros año, debido al peligro que conlleva la utilización de un láser, enemigo íntimo de los ojos, para el tratamiento visual, siempre quedan incógnitas que resolver; más si cabe teniendo en cuenta que, como hemos dicho, se está utilizando un rayo láser para realizar una cirugía en una zona tan sensible en la anatomía humana como es la retina ocular humana, por lo que el riesgo, por mínimo que sea, siempre es importante.

En el apartado médico las complicaciones derivadas de la utilización del Lásik que más se suelen darse son:

  • el síndrome del OJO SECO, alteración que se produce en la superficie de la córneay la conjuntiva por una producción escasa, o de baja calidad, de lágrima, y que suele causar molestias oculares leves tales como irritación, escozor o enrojecimiento
  • Posibles micro inflamaciones
  • Algún pequeño defecto residual del problema refractivo
  • Posible, aunque ligera pérdida de la agudeza visual

Asimismo se ha determinado limitación en su uso para individuos con algún tipo de afección como pueden ser:

  • Haber sufrido una infección o lesión ocular.
  • Tener cicatrices en la córnea.
  • Tener antecedentes de herpes o trastornos autoinmunes

Son muchos los especialistas que, a la hora de anunciarse, se centran más en las ventajas del lásik, en el apartado estético, y la poca peligrosidad en su tratamiento, minimizando los daños en meras micro grietas a corto plazo.

Sin embargo, a nivel jurídico, aparecen complicaciones más graves de las que se suele informar en las primeras visitas. Entre la variada jurisprudencia destacan decenas de denuncias (no son tantas, al ser, como subrayamos anteriormente, un práctica novedosa, aún observada con escepticismo) de intervenciones lásik que terminaron en un desastroso resultado para el paciente, como pueden ser secuelas o pérdida de visión, derivadas, bien del procedimiento previo al láser como puede ser el corte con el bisturí (microqueratocomo) para separar el epitelio corneal o al procedimiento anestésico; bien por quemaduras en la retina derivadas de un mal uso del láser, o de su mala calidad.

Asimismo, la negligencia oftalmológica, muchas veces, no se encuentra en el momento de la intervención, sino en el procedimiento anterior, es decir en la fase informativa. Muchos oftalmólogos obvian en una cantidad preocupante de casos de la información pertinente para que el paciente pueda someterse con toda seguridad al tratamiento.

Uno de los casos mas sonados fue el que se llevo a cabo por el Juzgado de Primera Instancia nº 5 de Murcia, por el cual se condenó a una clínica al no incluir en el consentimiento informado para una intervención de miopía el riesgo de ectasia corneal que, según apunta la sentencia, ya era conocido en este tipo de operaciones.

La mujer operada, que según recoge la sentencia se está quedando ciega, fue intervenida en dos ocasiones de miopía con la técnica Lasik, una 2002, no consiguiendo el resultado esperado por el cual dejaría de utilizar gafas, y la siguiente, en 2004, que la dejó con una ectasia corneal, que la llevo a su posterior pérdida de visión.

Para estos casos destacamos la importancia de estar en posesión de los consentimientos informados, en el caso de querer denunciar algún tipo de negligencia derivada la mala praxis en la utilización del lásik, con el objetivo de demostrar que los resultados prometidos no han sido los conseguidos, pudiendo incluso haberse agravado los síntomas anteriores a la cirugía, no solo a nivel físico, sino también a nivel estético y moral.

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