La neurocirugía es aquella especialidad médica encargada del estudio e intervención quirúrgica de determinadas enfermedades del sistema nervioso central, periférico y vegetativo. Así como la evaluación y el tratamiento de procesos patológicos que modifican la función o la actividad del sistema nervioso, tanto del cerebro como de las meninges, la base del cráneo, y de sus vasos sanguíneos. También incluye el tratamiento quirúrgico y endovascular de procesos patológicos de los vasos intra y extracraneales que irrigan al cerebro y a la médula espinal; así como lesiones de la glándula pituitaria; de la médula espinal, y de la columna vertebral y desórdenes de los nervios craneales y espinales todo a lo largo de su distribución.

 Entre los tratamientos más habituales de esta rama de la cirugía aparecen:

  • fusión,
  • instrumentación, o
  • técnicas endovasculares

Entre las enfermedades que se tratan en el ámbito de neurocirugía nos encontramos con las afectan sobre todo al cerebro, el cerebelo, la médula espinal y cualquier otro tipo de desorden del nervio periférico. Entre estos desordenes se incluyen:

  • Enfermedades del disco intervertebral de la columna vertebral o degenerativas, causantes de lesiones compresivas de la médula y/o raíces nerviosas (mielopatía cervical espondilótica, canal estrecho lumbar) u obstructoras de la circulación del líquido cefalorraquídeo,t también conocido como hidrocefalia
  • Traumatismos craneales entre los que encontramos, fracturas craneales, hematomas intracraneales,…
  • Traumatismos de la columna vertebral y de la médula espinal
  • Lesiones traumáticas de nervios periféricos
  • Tumores cerebrales o de la médula espinal, columna vertebral o los propios  nervios periféricos
  • Hemorragias Vásculo-cerebral que pueden derivar en malformaciones vasculares o arteriovenosas, aneurismas intracraneales
  • Enfermedades Isquémicas o Vásculo-cerebrales, entre las que nos encontramos la disección arterial del tronco, lesiones que derivan en algunas formas de epilepsia resistente a fármacos o que provocan desórdenes del movimiento (ej.: enfermedad de Parkinson) o cualquier dolor intratable derivado de un cáncer o trauma en el nervio craneal/periférico
  • Malformaciones del sistema nervioso pueden ser como las de médula anclada, las disrafias del tubo neural o anomalías de la unión cráneo-cerebral

En definitiva, nos hallamos ante un área de la medicina muy arriesgada en lo que a su procedimiento se refiere, pues que cualquier mal paso durante la intervención por parte del facultativo, y por ende tocar un nervio equivocado o lesionar el correcto, puede derivar en consecuencias desastrosas en términos de salud y calidad de vida del paciente.

Sentencia por caso de Negligencia médica en Neurocirugía

A modo ilustrativo, destacaremos una sentencia llevada a cabo por el Juzgado de Instrucción nº4 de las Palmas de Gran Canaria, en la cual un paciente denuncio al cirujano que le intervino tras sufrir un accidente de tráfico, principalmente de la columna, que resultó muy dañada.

La operación quirúrgica que el facultativo le practicó, aparte de una cicatriz de 23 centímetros en la espalda, le dejó una limitación muy grave de la flexión y la extensión lumbar acompañado de un dolor intenso y recurrente en la pierna de derecha, fibromialgia, que aguanto durante un periodo estimado de casi 12 años, y que se achacó a la rotura de una vértebra durante la colocación de uno de los seis tornillos y cuatro barras laterales y estabilizadoras que debían servir de estructura destinada a sujetarle la columna vertebral.

El caso fue muy polémico pues tras denunciar al sanitario, la Seguridad Social le retiro la correspondiente pensión por incapacidad permanente. Se le aconsejó la retirada de todo el material invasivo, proponiéndole injertos de sus propios huesos para soportar el peso de la espalda, lo que también podía derivarle en lesiones a largo plazo que deriven en secuelas que le incapacitarían de por vida.

La sentencia estimó la pretensión por al cual reconoce el derecho a recibir asistencia médica para la parte actora tras sufrir la mala praxis y posterior abandono del sanitario de su deber profesional (se retiró, cerró su consulta y por lo visto perdió el historial clínico del perjudicado), instando al seguro a costearle la operación, si bien continúa padeciendo fuertes dolores (que le llevan a tomar ingentes cantidades de fármacos) y dificultades para llevar a cabo una vida normal, en gran parte debidas a su dificultad por moverse de cintura para abajo.

La gravedad y el riesgo asumidos durante este tipo de intervenciones son palpables, ya no solo a raíz de la sentencia, utilizada a modo de ejemplo, anteriormente citada, sino por la pura lógica que tiene el hecho de operar el aparato vital en el funcionamiento locomotor humano.

Es por el ello que el paciente ha de tener constancia en todo momento del riesgo que va asumir, así como de las posibles alternativas a la operación, así como soluciones claras en caso de conocerse que la operación no asegura la completa recuperación.

Pedir un consentimiento informado válido en este tipo de casos es vital para realizar el informe pericial de daños, y verificar si hubo mala praxis, y, de haberla, si esta se puede achacar de manera total a la forma de actuar, negligente, del facultativo, cuyo resultado no tendría que haber sido el perjuicio.

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